Por: Thomas Castroviejo –
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Steve Crecelius |
"Me dijo, Usted es una
mujer", recuerda hoy Steve. Algo más específico sería llamarle
intersexual: ha nacido con una mezcla de rasgos sexuales en su anatomía, así
que no se le puede clasificar como una cosa u otra. En el caso de Steve, sus órganos
sexuales externos eran los masculinos. Pero, internamente, eran femeninos.
Para la pareja de Colorado
(Denver, Estados Unidos) fue de esas noticias que lo cambian todo, pero que en
el fondo ya sabían. Una vez en casa Debbie le confesó que siempre había pensado
que tenía rasgos de mujer. Y él confesó que de pequeño se vestía con la ropa de
su madre porque se sentía cómodo con ella. Era el fin de 40 años de esconder su
verdadera identidad. Lo suyo no era como los transexuales, que tienen que
someterse a varias operaciones para cambiar su sexo y su físico. Él ya era una
mujer. Los dos rompieron a llorar. Y entonces Debbie se lo llevó de compras.
Quería comprarle su primer sujetador.
"Al principio lo acepté
sin problemas", recuerda. "Pensaba, bueno, lo superaremos". Pero
conforme el proceso fue avanzando, se dio cuenta de que había una mujer en su
vida que iba a reemplazar a su marido. "Y nunca lo iba a recuperar".
Añade Steve (ahora Stevie, en su nueva encarnación femenina): "A veces
pensaba que no valía la pena por la idea de perderla. Pero entonces ella me
recordaba que tenía que ser quién yo fuera". Un año más tarde, cuando la
pareja se fue de vacaciones a Moab, Steve decidió presentarse en público como
mujer. Como Stevie. "Lo recuerdo como si fuera ayer", cuenta Debbie.
"Todo era nuevo: yo aún no me había acostumbrado a estar con otra mujer y
Stevie estaba todavía bastante acomplejada".
Pero permanecieron juntos
gracias al viejo truco que une a todas las parejas casadas: la honestidad.
"Nos hacíamos preguntas todo el rato", cuenta Debbie. "Me
preguntaba, ¿Y si conoces a alguien?". ¿O si lo hacía Stevie? Las cosa era
incierta para los dos. "Pero habíamos trabajado tan duro en construir una
relación y una familia que la idea de empezar de nuevo con alguien…",
confiesa Stevie.
El otro problema eran los
hijos. Cuando el matrimonio se conoció en 1986, ella tenía 29 años y cuatro
retoños. Él, 34 y otros dos. Decidieron decírselo el pasado octubre, uno por
uno. Estaban especialmente nerviosos por uno de los cuñados, que es marine en
el ejército de Estados Unidos. El prototipo masculino, vamos. Se lo dijeron con
miedo a que no lo entendiera. ¿Su respuesta? "Me dijo: 'Mira lo que has
conseguido y señaló a mi hija y a mi nieta de ocho meses'", recuerda
Stevie. "Siempre vas a ser el patriarca de esta familia. Ahí fuera hay un
trillón de personas que darían lo que fuera por tener un amor como el de esta
familia".
En cuanto a la vida social y
laboral, Stevie reconoce haber perdido amigos. "Pero no eran amigos de verdad",
se apresura a matizar Debbie. Eso sí, cinco años después de descubrir que no
era un hombre de familia, sino una mujer, Stevie saldrá a trabajar como
fotógrafo por primera vez como mujer. El paso final en su transformación. Su
cliente es nada menos que Glendale, su ciudad. Su jefe, el alcalde Mike
Dunafon, bromeó al enterarse: "Bueno, me alegra que Glendale tenga a dos
fotógrafos por el precio de uno. Steve y Stevie".
Fuente Yahoo! España
Steve Crecelius, el marido y
padre de seis hijos que resultó ser una mujer